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Entre 1976 y 1978, durante la última dictadura cívico militar, esta casona ubicada en la localidad de Granadero Baigorria funcionó como un centro clandestino de detención por el que pasaron cerca de 150 personas, que fueron detenidas, torturadas y varias aún continúan desaparecidas.
24/10/2024
Infoconectados.ar
La Cámara de Senadores de Santa Fe aprobó, en la sesión del pasado jueves, un decreto firmado por el ex gobernador Omar Perotti, en donde se autorizó a que una parte del terreno donde se ubica la quinta “La Calamita”, en la vecina localidad de Granadero Baigorria, sea donado para construir un Museo de la Memoria. En la última dictadura cívico militar, en este inmueble funcionó un centro clandestino de detención y tortura.
Antes de llegar al recinto, la iniciativa –que ya tenía el visto bueno de la Cámara de Diputados– fue analizada por las comisiones de Asuntos Comunales y Municipales, Desarrollo Regional y Defensa Civil.
Así, la Legislatura de Santa Fe aceptó el Decreto Nº 1211 firmado por Perotti el 15 de junio del año pasado, mediante el cual se autoriza a que Adriana Alvares done al Estado provincial parte de un terreno que es de su propiedad, para que allí se construya el Museo de la Memoria de Baigorria.
La quinta está ubicada en Avenida Eva Perón al 1530 en la vecina localidad de Granadero Baigorria. Fue construida en la década de 1920 por un inmigrante español llamado Juan Sala, como casco de estancia de un predio en el que se sembraban árboles frutales y olivares. A mediados de la década del 40’, y tras el fallecimiento de Sala, su familia vendió las tierras a Ángel Calamita, quien las mantuvo hasta 1969, cuando las compró la firma Raúl Benzadón SACI.
En 1975, los dirigentes de Rosario Central Osvaldo Rodenas y Natalio Wainstein alquilaron la casona y, en medio de las concesiones a los militares para que el club de Arroyito sea sede en el Mundial de Fútbol de 1978, el predio fue cedido al II Cuerpo del Ejército.
Así fue que entre 1975 y 1978 “La Calamita” fue uno de los cinco centros clandestinos que tenía a su cargo el Batallón de Inteligencia 121 de Rosario. Se estima que por el lugar, que funcionaba bajo la dirección de Ramón Genero Díaz Bessone, pasaron unas 150 personas que fueron torturadas, asesinadas y varias de ellas aún continúan desaparecidas. También se presume que allí nacieron diez niños que fueron privados de su identidad.
Fue el gobernador Antonio Bonfatti quien, hace casi diez años, avanzó con la idea de convertir a “La Calamita” en un Museo de la Memoria y, para esto, presentó un proyecto de expropiación.
Sin embargo, el proceso se aceleró con el decreto de Perotti y el aval de la Legislatura, que permite que un particular done el terreno al Estado provincial. Si bien esta normativa deja sin efecto a la expropiación, sí ratifica la donación: a pesar del cambio de la figura legal, en ambos casos se establece que el terreno pasa a ser propiedad del Gobierno santafesino y que allí se alzará un Museo de la Memoria.

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